sábado, 31 de enero de 2009

El olvidado arte de guardar secretos



"-¿Hay alguien que quiera compartir un taxi?-preguntó-. No puedo quedarme aquí todo el día sentada, esperando".
Acabo de hacer una tarta de crema de limón y mango. Es la primera vez que la hago y no sé cómo estará. La he hecho como postre para la cena a la que estamos invitados Mr. Magoo y yo.
Es una cena con pocos invitados y lejos de casa. Como colofón Mr. Magoo hará trucos de magia con unas cartas de poker.
¿Por qué llevar algo (postres, vino, detalles...) cuándo nos invitan a casa de alguien? Yo no sé aceptar ninguna invitación sin llevar algún presente. Es una forma de expresar nuestros sentimientos y de agradecer que nos reciba nuestro anfitrión en su casa.
Normalmente soy yo la que recibe y a la que ofrecen dulces y bebidas que disfrutamos durante la noche. La tarta es muy fácil de hacer:
  • 125gr de harina
  • 75gr de mantequilla
  • 1 pizca de sal
  • 175 gr de azúcar
  • 1 vaso de leche
  • 1 ramita de canela
  • 1 piel de limón
  • 1 mango grande maduro
  • 4 yemas de huevo
  • una pizca de flan mandarín
  • 1 vaso de agua fría
  • judías secas
Primero mezclamos la harina con la mantequilla y la sal. La masa quedara como pan rallado. Le añadimos 25 gramos de azúcar y el vaso de agua fría. Lo mezclamos todo hasta que quede una pasta homogénea. La dejamos reposar 10 minutos. Ponemos un poco de harina sobre la superficie de trabajo y amasamos hasta que sea una masa compacta. Ponemos la masa en el molde escogido que previamente habremos untado con mantequilla. La tapamos con papel vegetal y unas judías secas durante unos 30 minutos en el frigorífico.
En un cazo ponemos la piel de limón y la canela y lo infusionamos a fuego lento durante unos minutos; en un bol vertemos el resto del azúcar con las 4 yemas de huevo y lo batimos todo.
En otro cazo limpio ponemos la leche infusionada y las yemas batidas con el azúcar, lo ponemos a fuego lento. Le añadimos la pizca de flan mandarín y movemos hasta que empiece a espesar y retiramos del fuego.
Sacamos la masa del frigorífico y la horneamos a 190 grados con el papel vegetal durante 15 minutos. Le retiramos el papel vegetal y las judías y horneamos durante 10 minutos más.
cuando este dorada la retiramos y vertemos la crema encima. Pelamos el mango y espolvoreamos un poco de azúcar y ponemos a gratinar.

Bonjour tristesse


Adiós tristeza.
Buenos días tristeza
Inscrita estás en las rayas del techo
Inscrita estás en los ojos amados
No eres la miseria exactamente
Pues los labios más tristes te anuncian
Con una sonrisa
Buenos días tristeza
Amor de los cuerpos amables
Poder del amor
De donde surge la amabilidad
Como un monstruo sin cuerpo
Cabeza decepcionada
Tristeza rostro bello
P. Eluard
(La vie immédiate)

Así empieza la primera novela de Françoise Sagan. La edición que yo tengo es de 1955 de José Janés, Editor. Es mi novela favorita que leo y releo y releo desde los trece años.
En la solapa cuenta el editor que "(...) La publicación de esta novela ha causado una conmoción indescriptible en un país que no anda escaso, ciertamente, de escritores de primerisima fila.(...)", ya que Françoise Sagan sólo tenía 18 años cuando la escribió.
En el libro se habla sobre la moral (o la falta de ésta) y de las vidas atormentadas de unos personajes que necesitan ser y sentirse amados por encima de todo.

Adolescencia.- Edad que sucede a la niñez y que transcurre desde la pubertad hasta el completo desarrollo del organismo.
La adolescencia es una etapa de la vida que algunos califican como una etapa tormentosa en al que el adolescente tiene que tomar una serie de decisiones que tendrán una consecuencia a lo largo de la vida. Otros dicen que es un difícil tránsito de la niñez a la adultez.
La adolescencia puede ser una período gris en nuestras vidas que se refleja (salvando las distancias) en la novela de F. Sagan.
Para mi fue una mezcla de gris con rosa. Viví los mejores años de mi vida, pero la intensidad de estos en ocasiones los convirtió en dolorosos.

Mots élémentaires


Ardoise mur. Ça c'est que je veux, pero tengo un blog. Un blog es una gran pared de pizarra en la que escribir todo aquello que sea susceptible de ser comentado, discutido y compartido. O eso creo.
De pequeña me gustaban las pizarras. Me gustaba cojer el borrador y con los restos de tiza que quedaban en él hacer formas en la pizarra.
Los blogs son, pues, unas enormes pizarras en las que todos aquellos que escribimos nos morimos por contar al mundo aquello que nos ocurre, nos tormenta o que, simplemente, queremos explicar.
Conseguir que aquel que nos lee nos responda y nos haga llegar su opinión es el mayor de los logros. La interacción con alguien a quien no conocemos puede darnos siempre una visión más objetiva de aquello sobre lo que escribimos.