domingo, 31 de mayo de 2020

Vida...¿o no?


En este tiempo incierto, he sentido la necesidad después de tanto tiempo de volver a escribir para sacar todo lo que necesitaba decir..."Me moriré de ganas de decirte que te voy a echar de menos. Y las palabras se me apartan, me vacían las entrañas(...)" dice Zahara en su canción "Con las ganas". Pues eso, que no quería quedarme con las ganas.

Que duro ha sido esto. Que revolcón nos ha pegado. ¿Y ahora? Fase 0; fase 0,5; fase 1... de momento hasta aquí.

¿Y todo esto para qué? ¿Cambiaremos algo? Yo me lo he planteado. Quiero cambiar mi vida: realmente quiero vivir. Vivir. VIVIR.

Vivir, en mayúsculas, al lado de los míos.
Con mis muy míos hemos descubierto un paraíso al otro lado del balcón. Salimos del asfalto y nos adentramos en el campo, teniendo a nuestros pies la ciudad gris, triste, sucia.Nos adentramos en el mundo verde a menos de cinco minutos del sofá.
Realmente echábamos de menos salir; poder salir. Decidir si queremos salir o no.

Lorca en su Soneto de la dulce queja decía:

"Tengo miedo a perder la maravilla
de tus ojos de estatua, y el acento
que de noche me pone en la mejilla
la solitaria rosa de tu aliento.
Tengo pena de ser en esta orilla
tronco sin ramas; y lo que más siento
es no tener la flor, pulpa o arcilla,
para el gusano de mi sufrimiento.
Si tú eres el tesoro oculto mío,
si eres mi cruz y mi dolor mojado,
si soy el perro de tu señorío,
no me dejes perder lo que he ganado
y decora las aguas de tu río
con hojas de mi otoño enajenado."
A eso tengo miedo yo, a perder la vida. A que la pierdan los míos, los muy míos.Y a que nos pierda el asfalto de la ciudad gris, triste y sucia.
Hay que vivir. VIVIR.