lunes, 1 de junio de 2009

Mirando la vida con los ojos de una niña

Cuando somos niños, tenemos una visión de la vida en ocasiones irreal. Creemos que siempre será así, que nada cambiará. Pero nos hacemos mayores. El tiempo pasa, cumplimos años y llega l hora de madurar. Algunos no lo consiguen, otros nos quedamos a medias. Pero están aquellos que aun pasando de la treintena siguen mirando a la vida con los ojos de una niña.
Existe un tipo de personas que por una razón u otra, tienen en su mirada esa candidez que sólo tienen los niños y las niñas. La inocencia de creer que existe Superman y que, algún día, lograremos volar.

"Sé que en algún lugar del mundo, existe una rosa única, distinta de todas las demás rosas, una cuya delicadeza, candor e inocencia, harán despertar de su letargo a mi alma, mi corazón y mis riñones. A esa rosa, donde quiera que esté, dedico este trabajo, con la esperanza de hallarla algún día, o de dejarme hallar por ella.Existe... rodeada de amapolas multicolores, filtrando todo lo bello a través de sus ojos aperlados, cristalinos y absolutamente hermosos(...)" Le petit prince - Antoine de Saint-Exupéry

Así miras tú al mundo. Como si acabaras de ver la nieve por primera vez, como si esperaras que detrás de una esquina pudieras encontrarte el País de Nunca jamas. Creyendo que tu vas a encontrar esa rosa única, distinta a todas las demas.. Aunque ya se te haya marchitado más de una.




Aunque a veces me quedo atrapada en la idea de que ha pasado un tiempo sin que haya sido capaz de vivir, me encuentro con personas como tú. Que viven cada día como si fuera el primero.


Creúsa (también llamada Glauca) es hija de Creonte, rey de Corinto.

Se casó con Jasón, quien por esa razón repudió a Medea, pero ésta se vengó de esta manera: fingiendo hacer las paces con Creúsa, Medea envió a sus hijos que entregasen a la princesa una túnica y una diadema, impregnadas de veneno. Así, cuando Creusa/Glauce se puso los adornos y, casi al instante, su sensible piel empezó a corroerse; y de su pelo aparecieron llamas. El rey Creonte, viendo a su hija pidiendo auxilio, intentó quitarle los adornos, pero el veneno de estos era tan fuerte que mató a ambos. Medea, llena de locura, también mató a sus propios hijos, para vengarse en ellos de Jasón, Feres y Mermeros.


Para Eva...



1 comentario:

evaglauca dijo...

Gracias, es una palabra muy corta para expresar lo que siento, jamás pensé que mi forma de estar en el mundo pudiese inspirar lo que tu relatas.
La verdad es que nadie me ha regalado nunca unas palabras tan hermosas, y me he quedado muda hasta casi sorda de la impresión.
Le Petit Prince, es uno de mis libros predilectos, no dejaría de hallar regalos en sus páginas aunque lo releyera un millón de veces.
Lo dicho gracias, pero quiero que sepas que lo que vemos en los demás es parte de nuestro propio reflejo, creo que hay mucho de ti en el cuento.

Eva